FIESTA NACIONAL DE LA AGRICULTURA 2015

FIESTA NACIONAL DE LA AGRICULTURA 2015

Palabras de la intendente municipal Ana María Meiners

Como intendente de la ciudad, quiero dar la bienvenida y agradecer la participación y acompañamiento de todos ustedes en la Fiesta más importante para los esperancinos. En 1944 el gobierno nacional estableció la fecha del 8 de septiembre de cada año como “DÍA NACIONAL DEL AGRICULTOR” en coincidencia con el día de la Fiesta Patronal de la Primera Colonia Agrícola Organizada del País, en la que conmemoramos aquella gesta colonizadora de 1856 que impulsara el entonces gobernador José María Cullen a instancias del empresario salteño Aarón Castellanos.

La historia nos dice que a partir de un planificado modelo colonizador estatal -que brindó la oportunidad de acceder a la propiedad de la tierra a quienes se establecieran y trabajaran en unas pequeñas parcelas ubicadas en las cercanías del río Salado- finalmente fueron 1162 los colonos de diferentes regiones de Europa que llegaron aquél año para tomar posesión de los lotes asignados.
 
Pero esos abnegados y sufridos antepasados nos legaron mucho más que un capítulo en la historia de la colonización argentina. Nos dejaron su ejemplo aún vigente de laboriosidad, de esfuerzo compartido y de resistencia frente a las adversidades en un territorio desconocido e inhóspito, al cual se integraron y cambiaron definitivamente.
 
Con sus familias trabajaron las parcelas asignadas, bajo el principio de “Subdivisión de la Propiedad”, leyenda que corona nuestro escudo municipal y que representa hasta la fecha, uno de los criterios más innovadores utilizado para el reparto de las primeras tierras en la Colonia.
 
También, y al poco tiempo, los colonos se abocaron a establecer una organización política que les permitiera la toma de decisiones propias en beneficio del interés general y el bien común de la incipiente comunidad. Apenas cinco años después de la fundación de la Colonia, los habitantes de estas tierras eligieron a diez representantes de las secciones francesa y alemana que -el 26 de mayo de 1861- dieron nacimiento al Concejo Municipal de Esperanza, primer órgano de gobierno que tuvo esta localidad, y el tercero en la provincia después de las ciudades de Santa Fe y Rosario.
 
Quería compartir brevemente estas circunstancias, entre las tantas de nuestra rica historia local, en la convicción que ese espíritu pionero es la mejor herencia que tenemos como comunidad. Porque la historia no solo nos cuenta aspectos del pasado, sino que nos brinda las herramientas y las maneras para discernir nuestro presente y enfrentar juntos, los desafíos por venir en un futuro de esperanzas compartidas.
 
Este día tan especial, también es una oportunidad para agradecer profundamente a los vecinos que recientemente validaron su confianza y anhelos, a través de mi persona y el equipo de gobierno que me acompaña, para que Esperanza siga creciendo de manera ordenada, previsible e integrada con todos sus sectores, sociales, culturales, políticos y productivos.
 
No debemos olvidar que la ciudad y sus habitantes son el capital más valioso de toda comunidad, más allá de las personas o las circunstanciales cuestiones electorales. Por ello, y no obstante el profundo orgullo personal y la significación de ser la primera mujer intendente en la historia de la ciudad y ante la próxima responsabilidad de asumir un tercer mandato consecutivo, quiero reiterar ante todos ustedes, -como ya lo hice en otras oportunidades- mi compromiso público y el esfuerzo y dedicación de todo el equipo de gobierno, puestos en función de una gestión responsable al servicio de toda la sociedad esperancina.
 
En ese sentido, quiero destacar y agradecer el acompañamiento y la sensibilidad de las diferentes áreas y organismos -tanto del gobierno provincial como del nacional- para la concreción de muchas obras o la atención de pedidos de diversa índole sobre las muchas necesidades que tiene la ciudad. Esta no es una mención menor o de simple cortesía, ya que cuando los que tenemos responsabilidades de gobierno nos despojamos de nuestras banderías o mezquindades, el resultado final siempre es beneficioso para nuestras poblaciones. Porque esa debe ser la verdadera tarea de una actividad muchas veces denostada por la ciudadanía, y con genuinas razones, como es la política.
 
El objetivo general de la política debe expresar siempre el compromiso cívico democrático de toda una comunidad para ordenar la convivencia y hacer real la libertad de las personas ofreciendo igualdad de oportunidades más allá de las fronteras estrechas del mercado y de los egoísmos partidarios que algunos suelen practicar. Y no me refiero solo a cuestiones locales, provinciales o nacionales.
 
Como todos ustedes saben, desde hace algunas décadas el mundo vive situaciones muy complejas y desafortunadas para muchos de sus habitantes. Pero, además, estos fenómenos tienen la inmediatez y cercanía que nos ofrece la globalización a escala planetaria, con sus múltiples intereses y circunstancias.
 
Como lo definiera hace ya tiempo un lúcido observador: “bajo la ilusión de que el Mercado puede reemplazar a la política y al Estado garantizando los derechos de los ciudadanos y la integración social, asistimos en muchos países a la debacle del Estado de Bienestar que todos conocimos y estudiamos alguna vez. En realidad, lo único que hay son sociedades en la intemperie, ya que la economía, ausentes los controles sociales y políticos, se divorció de las demandas sociales”. La mención a este contexto global no es ociosa ni puede sumirnos en la indiferencia, porque a todas estas situaciones ya las vivimos todos los argentinos.
 
Por eso y en estos términos, y más allá de las responsabilidades específicas y circunstanciales que algunos tenemos, si la política dice representar los intereses generales de una comunidad, requiere necesariamente del compromiso y del involucramiento de todos los ciudadanos para impulsar las respuestas y acciones adecuadas frente a los desafíos de nuestro tiempo, para lograr más libertad, más igualdad, más solidaridad. Porque la política, reitero, no debe ni puede ser solo patrimonio de los partidos políticos y sus dirigentes.
 
La gobernabilidad en la globalización nos exige la mejora y el fortalecimiento de la política, de la calidad y extensión de la participación democrática, en todos los niveles, desde el local, pasando por el provincial o nacional o los espacios regionales que agrupan a las naciones en la comunidad internacional. Y para ello necesitamos de sociedades libres, con personas responsables de su destino individual y colectivo, respetuosos de la diversidad, capaces de abrir nuevos espacios que creen valor para las comunidades en las que viven y para la sociedad universal.
 
Con esos criterios, y tomando los mejores valores que nos legaron nuestros antepasados, con mucha humildad impulsamos la vida democrática y la conciencia ciudadana en nuestra comunidad potenciando el esfuerzo individual y colectivo de nuestros vecinos, las organizaciones e instituciones locales. El Ente Consultivo Cabildo Abierto de la Ciudad, que integran más de medio centenar de instituciones, es el mejor ejemplo de esta práctica de la responsabilidad social compartida, que fortalece al Estado municipal en su conjunto.
 
Luego de algunos años muy difíciles, donde hubo que sostener firmes decisiones políticas y gracias al esfuerzo de toda la comunidad, los esperancinos nos encontramos en pleno proceso de concreciones, inmersos en un veloz crecimiento y transformación de la ciudad. Pero estos cambios, devenidos del natural crecimiento demográfico, urbano, productivo, vehicular, tecnológico o habitacional, entre otros aspectos, establecen nuevas demandas sociales sobre la cantidad y calidad de los servicios públicos, por ejemplo.
 
Esta dinámica nos obliga a redefinir constantemente las políticas públicas y, particularmente el rol del Estado municipal y de la propia comunidad y sus instituciones, ante estas nuevas situaciones que incorporan las nuevas demandas educativas, culturales, sociales, sanitarias, de seguridad, habitacionales, productivas, habitacionales, viales, logísticas, medioambientales, de transporte urbano, patrimoniales, de obra pública, y de inversión, entre tantas. Y eso incluye necesariamente, la problemática de la ruralidad, muchas veces postergada por las cuestiones urbanas.
 
Como saben nuestros vecinos, no prometemos ni gastamos lo que no tenemos. No obstante hemos trabajado y lo continuamos haciendo, de manera ordenada y planificada en muchos de estos aspectos, aunque algunas veces sin la velocidad o en los tiempos que en lo personal me gustaría. El Instituto Municipal del Hábitat con sus proyectos y programas en marcha es una realidad manifiesta. Al igual que los avances para el futuro Parque Industrial de la ciudad.
 
En el mismo sentido, el Plan de Accesibilidad Vial Urbano con obra pública planificada de diferente naturaleza, transforma la realidad de muchos barrios y la calidad de vida de sus habitantes. El Plan Urbano Esperanza Sustentable que estudia, debate y ofrece soluciones técnicas al desarrollo territorial ya es un organismo consolidado. Podría seguir enumerando obras y acciones, como la constante e importante inversión en la red hídrica, en fibra óptica, o el saneamiento a la Caja de Jubilación municipal, entre otras.
 
Pero no se trata de enumerar por enumerar, por más importante que parezcan cada uno de estos temas. Solo quería mencionarlos como ejemplo descriptivo de las cosas que podemos lograr los esperancinos cuando trabajamos juntos. Cuando el Estado dice presente y trabaja de manera articulada y ordenada, cercano a la realidad de cada uno de los vecinos. Entiendo que esa es la mejor manera de enfrentar los desafíos que se avecinan en los próximos tiempos, con la consolidación de un Estado eficiente y eficaz, ágil y dinámico, que permita con el conjunto social satisfacer las nuevas demandas y situaciones por venir.
 
Y porque, en este mundo complejo, desigual e injusto, seguimos reivindicando la más sencilla de las vocaciones, como es la de oponerse a la injusticia, la de rebelarse frente a la indignidad, la de juntarse con el de al lado para construir una salida colectiva, para reflotar un sueño común, en definitiva para recrear la esencia de los valores que nos legaron los fundadores de la Colonia Esperanza, en el compromiso con su propio destino.
 
En todos estos años hemos sentado nuestras bases en el orden, la transparencia y la participación. Creemos que ha llegado el momento de dar otro paso que nos haga evolucionar con nuevas líneas estratégicas de gobierno. La autonomía municipal que nos permita cumplir con nuestro plan con independencia financiera. Descentralizar  áreas claves de nuestra administración, logrando acercar cada vez más el municipio a todos los vecinos. Cuidar y asegurar el adecuado uso del espacio público, con políticas tendientes a su ordenamiento y control. Pero también en cuestiones de movilidad urbana,  haciéndola cada vez más segura, saludable y eficiente.
 
Vamos a profundizar la modernización e innovación del estado, no solo desde el punto de vista tecnológico sino también conceptual. Nuestro gran desafío es sentar las bases de una ciudad verdaderamente sustentable. Una ciudad que siga avanzando, potenciando su crecimiento, atendiendo sus necesidades actuales, pero sin comprometer a las próximas generaciones.
 
Finalmente, quiero agradecer a todas las jóvenes bellezas presentes, a las instituciones, a los artistas, a los medios de comunicación y vecinos en general que hacen posible año tras año, que esta Fiesta tenga el brillo y la jerarquía que la ciudad se merece; y particularmente a los miembros y representantes de todas las Colectividades que preservan y difunden, la historia, las costumbres y la cultura de sus antepasados.
 
Gracias a todos.
Que disfruten de esta hermosa Fiesta.
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